Espejito, espejito en la pared, ¿quién es el MÁS LEJANO de todos? 

Nos guste o no, todo el mundo necesita un espejo para recordar quiénes son. Los refugiados, por supuesto, no son una excepción, después de todo, todos somos vanidosos. 

Para los migrantes que no tienen ni lo básico, tener un espejo es un lujo. 

Tuvimos el placer de comprar un par de espejos para cientos de solicitantes de asilo, por dos razones.

Primero, cuando se vive en condiciones muy difíciles, las personas se pierden y olvidan quiénes fueron y son. 

En segundo lugar, la higiene. Cuando las personas ven su reflejo, especialmente frente a un fregadero, son más higiénicas y cuidan mejor sus cuerpos. 

Es un ganar ganar.  

A los cinco segundos de colocar estos espejos en los baños de un refugio, nuestros nuevos amigos estaban realmente emocionados de verse a sí mismos. Riendo, burlándose unos de otros, mirándose las cejas, lavándose las manos y la cara.

WASH es una gran parte de lo que hacemos. El agua, el saneamiento y la higiene son primordiales.  

Nosotros, como seres humanos privilegiados, ¿no vemos que 1 de cada 10 en el planeta tierra no tiene un lugar seguro para lavarse las manos? ¿No nos importa porque no vemos a estas personas en el espejo? ¿Es un problema con el reflejo de los espejos, o nuestro punto de vista?